Entonces, los efectivos esperaron, dejaron que Biazuz encendiera el motor del Scania que conducía. Así, lo capturaron en Entre Ríos sobre el kilómetro 27 de la ruta nacional 14, al filo de la provincia de Buenos Aires, mientras intentaba cruzar el puente de Zárate. El camionero intentó escapar el seguimiento del escuadrón de brigadas; fuentes del caso aseguraron a Infobae que conducía su carga con vehículos de apoyo que luego huyeron.
Así, el misterio de Carlos, traicionado por un buchón, se volvía doble.
A comienzos de esta semana, altas fuentes en el Estado confirmaban a Infobae que esperaban una señal de la Justicia brasileña para constatar si Carlos Biazuz efectivamente se había fugado de una cárcel brasileña, si había un pedido de captura sobre su cabeza. El nombre puede encontrarse a simple vista en registros judiciales de ese país, hay al menos un homónimo cuya defensa registró en marzo de 2015 un hábeas corpus en el Tribunal Regional Federal de la 5° Región, ubicado en la ciudad de Recife, tras un arresto por uso clandestino de telecomunicaciones.
En marzo de 2021, Lijo logró otro golpe con la Policía porteña, cuando detuvieron en la zona de Cardales a otro chofer brasileño que llevaba uno de los lotes más grandes de la historia reciente, más de cinco toneladas de hierba. Como a Carlos Biazuz, otro dato anónimo había entregado a su compatriota. En octubre pasado, el Juzgado Federal N°4 había secuestrado otras cinco toneladas. Los ladrillos llevaban etiquetas con la caricatura de Lionel Messi; otras, con la cara de Pablo Escobar Gaviria. Otras decían: “Verdelandia, made in Paraguay”.
En abril de 2017, Oscar Ramón Cardozo, alias “King Kong”, presunto traficante, oriundo de Paraguay, fue detenido en Rio Negro tras ser vinculado a otro cargamento de cuatro toneladas hallado ese año en La Matanza. La PSA lo encontró en el departamento de Catriel, a donde se había refugiado y donde pensaba reunir a su familia. Cardozo fue finalmente procesado, pero su sombra sigue, en cierta forma: los detectives de la Policía de la Ciudad creen que el sticker del gorila puede ser un señuelo de sus viejas segundas líneas todavía activas que podrían jugar para echarle la culpa al viejo jefe. Esto, por lo pronto, es solo una hipótesis policial. El Juzgado Federal N°4, que procesó y elevó a juicio a Cardozo no recibió nuevas versiones en las últimas semanas según fuentes en Tribunales. Su historia, por lo pronto, parece terminada.