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El show a cielo abierto más maravilloso del verano ya cuenta con MASCOTA

noviembre 14, 2018

Se seleccionó al ganador del concurso de la “Mascota del Carnaval del País”.

Luego de haberse cerrado la convocatoria de presentación de proyectos el pasado 31 de octubre de 2018, y habiendo sido un concurso abierto a nivel nacional, se pudo develar el misterio de la “mascota” que pasará a convertirse en un referente, ícono, exclusivo del espectáculo.

Su creador es “Juane Villagra”. Gualeguaychuense, diseñador gráfico, ferviente fanático, apasionado carnavalero, director de la comparsa Papelitos 2018 y recientemente confirmado para la edición 2020.

Juane manifestó: -“me siento feliz, ilusionado y agradecido con este premio. Durante todo el proceso de creación de la mascota fui convirtiendo a IKE en un proyecto que integrara la historia del carnaval y nuestra ciudad de Gualeguaychú.” -“Es imposible separar la pasión que me despierta este espectáculo local de lo que armé para concursar” “Yo soy un comparsero de la época de los carnavales por la Urquiza y Rocamora” -“Ike iba siendo bocetos que semana a semana mejoraba con la idea que se pueda confeccionar y para ello ofrezco los talleres de la comparsa que dirijo”

IKE, será quien anime y haga palpitar la pasión carnavalesca, durante todo el año, asistiendo a todos los eventos relacionados.

Para la creación de la mascota del carnaval, se ha tomado como inspiración la “Leyenda de la fundación de la ciudad de Gualeguaychú, de Fray Mocho”.

Los personajes (toro y víbora) usados para la creación de la mascota hacen alusión a esta gran obra de nuestro poeta José S. Álvarez, exponente literario que quedó en la historia con el seudónimo “Fray Mocho”.

Mascotas

“Ike” el toro y “Moma” la víbora: El personaje principal es el toro, el cual toma los colores institucionales del carnaval, su cornamenta está creada por plumas, que hacen clara referencia a elementos típicos de nuestro carnaval y la víbora amiga siempre lo acompaña sobre su cabeza a modo de “tocado carnavalero”.

“Si bien en la leyenda la víbora Ñancaniná derriba al toro bravío, en esta ocasión, como suele generar el propio carnaval, se crea un lazo de amistad e igualdad entre ambos personajes que los hace disfrutar juntos de esta gran fiesta.”

¿Por qué Ike?

Si bien “Ike” puede ser tomado como un nombre moderno, este intenta ser un homenaje a un Gran Visionario que tuvo la ciudad de Gualeguaychú y el propio carnaval, Ike Daroca (creador de la comparsa ACORAD). Ike como se lo conoce, fue tal vez “el hombre que cambio el carnaval” allá por 1978. Si bien el carnaval de nuestra ciudad data de muchos años antes, fue este empresario quien vio y propuso un gran cambio que dio vida a lo que hoy es nuestro Gran Carnaval.
Pensó para Gualeguaychú otra forma organizativa, que permitiera a quienes presentaran espectáculos, recuperar al menos los costos para, con esa base, elevar el nivel de las inversiones y la calidad de nuestros corsos. Ike propuso a la Municipalidad –a cargo de Balucho Etchebarne- una nueva forma organizativa del carnaval. Esta idea fue bien recibida por el Intendente y su Director de Turismo. En 1978 se forma la Comisión de Carnaval en su actual estructura. A partir de este año, con los recursos asegurados, podían planificarse mayores gastos, proyectos más ambiciosos y dar rienda suelta a la imaginación. A la acertada idea le agregó un ingrediente no menos sabio: para que no derivara en un mero negocio de particulares, que sólo pudieran participar entidades sin fines de lucro. Así se fundó la nueva organización del carnaval, Ike fue el primer presidente de la “Comisión de Corsos”.

Resumen de la “Leyenda de Fray Mocho”

Allá por el 1600 un rico estanciero, Don Gonzalo Pérez de la Viña, corría por los campos de Entre Ríos en busca de una mujer que era todo para su vida y como la magia, había desaparecido de su lado.

Llegó el amante desesperado a cierto paraje que lo encantó con su belleza. Hallábase allí el hombre cuando en hora malhadada antojósele cruzar el riacho. Hombre de resolución, nadando con bravura tocó la otra orilla. Un toro cerril pastaba a pocos pasos de allí, cuadróse bravemente, envistió para Don Gonzalo que sin tiempo corrió y tiróse en el terreno. En ese momento, el hombre vió avanzar por sobre su cabeza una serpiente ñacaniná. Hombre religioso juróse si se levantaba, elevar una capilla a San José, patrono de su casa.

Bajó el toro la testuz y allí donde cree no encontrar peligro se oculta una punzada que lo embravece y otra nueva; la serpiente ha clavado en su nariz su colmillo, lo obliga a retroceder y cae. Don Gonzalo salta de su escondite, viene a contemplar a su enemigo muerto y más allá a su salvador.

Años más tarde, Pérez de la Viña cumple su promesa y eleva una capilla. El templo es el recinto donde hombre, divinidad y ciudad triangulan en una fundación de una villa perdida entre ríos, arenas y verdes llanuras.